“En septiembre de 1924 tomé un barco que nos llevó de Split a Patras – Grecia, de ahí tomé otro que nos transportó a Armería – España, Santos – Brasil hasta llegar a Buenos Aires. Luego tuve que tomar el Ferrocarril Tras Andino que me llevó a Valparaíso y finalmente el buque llamado Oropesa, que me transportó hasta Antofagasta, después de 30 días de viaje”.
“Recuerdo que, llegando a Antofagasta pensaba, si hubiera tenido dinero para el pasaje de vuelta, regresaba de inmediato”.
“Para mí, el castellano fue un juego de niños, el Latín, que es el origen del castellano, lo estudié en el Gymnasium y sabía hablar bastante el italiano”.